Mortals LX: Capitulo I
21 de Septiembre, 2004   1:40

Cassandra acaba de llegar de la escuela y toma algo para merendar. Enseguida enciende su nueva consola Olympia 3000 y ejecuta Mortals LX, un terminal gráfico conectado directamente al mainframe del mundo terrenal en el que se alojan los humanos, y continua la partida que ayer. Sus padres le cuentan que hace mucho tiempo, hace mucho mucho tiempo el Olimpo no estaba aún informatizado y para jugar a este tipo de entretenimiento tenían que construir sus propios decorados, algo así como maquetas, y tallar o modelar las figurillas que entrarían en juego, figurillas que daban vida a un humano en la tierra. Una de las partidas más famosas dicen que fue jugada por unos antepasados suyos y la figura principal se llamaba Ulises. Pero resultaba ser que Ulises no se dejaba controlar fácilmente y escapaba a la mayoría de los retos que sus tatara[n veces]abuelos le ponían en el tablero. Al parecer había alguien en la familia que por las noches se levantaba a hurtadillas y ayudaba sensiblemente a este personaje a saltar algunos de estos obstáculos, si bien, muchos de ellos eran directamente superados por este personaje, que parecía casi tener vida propia, más que tratarse simplemente de un ser controlado por sus dioses. Pero Cassandra no era capaz de ver cómo era posible que la gente de tiempos atrás pudiera encontrar diversión en esto, parecía demasiado arcaico, rústico, falto de interacción. Solo tenía que echar un vistazo a su pantalla para ver que los tiempos en el mundo de los dioses habían cambiado mucho, y a mejor; sus humanos parecían casi reales, se movían de un modo real, podía interactuar con ellos sobre la marcha, ponerles retos, ver si los saltaban o no, y en ocasiones incluso hacía trampas si veía que alguno de sus personajes era más espabilado de la cuenta.
Y había jugado con pequeños grupos familiares, grupos de amigos, grupos sociales, y como en su familia el dinero no faltaba había incluso comprado derechos de interacción para cientos de criaturitas del mundo mortal y creado incluso dinastías completas, creando completas tramas sociales, luchas por el poder, por el control,... Pero todas estas partidas habían tenido un inicio, un proceso, un desenlace y finalmente habían acabado. Y estuvieron bien. Sin embargo llevaba ya varios años con una partida extraña, reducida, pero por algún motivo especial, y que parecía no acabarse. El caso es que de vez en cuando se hartaba de esta partida, la dejaba guardada por si acaso y empezaba alguna otra. Y de vez en cuando se acordaba de esta partida, la cargaba, jugaba durante un tiempo, y volvía a guardarla. Lo extraño es que era una de las partidas más reducidas que había jugado, solo con dos personajes principales y aunque entraban multitud de personajes auxiliares a lo largo del desarrollo, estos personajes eran eso, solamente personajes auxiliares y la esencia de la partida se centraba en los dos ya mencionados. Y todo iba bien, pero como en todas las partidas que se habían jugado (no ya a partir de la informatización del Olimpo, sino durante toda la vida de los dioses, que eran inmortales, dicho sea de paso), cuando algo va bien empieza a aburrir y hacen falta poner obstáculos, a ver cómo se desarrolla el tema. Y obstáculos se pueden poner de todo tipo: económicos, personales, de trabajo, de salud,... en el programa sale un menú con todos los tipos y subtipos, pero esta vez la mente de Cassandra estaba creando algo nuevo, diferente, distinto, hasta tal punto que al no aparecer en el propio programa había tenido que crearlo utilizando un SDK que había encontrado por Internet. Y claro, con un SDK que se precie (y si encima está bien documentado como era la ocasión) se pueden hacer maravillas, y su maravilla resultó ser un tercer personaje, un personaje oscuro, transparente, intangible, intachable, y toda una serie de ins que no pueden ser especificados en una frase, y antes de introducirlo en su juego decidió ponerle un nombre: la duda.


Continuará....

Les habló un mortal con la cabeza en el Olimpo y los pies en la tierra

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