Una de las visitas que suelo hacer en Londres es al Museo de la Ciencia, y en esta ocasión una de las cositas que me llamó la atención fue la máquina de los lambreazos, una columna metálica desde el techo al suelo con un tubo central y varios tubitos más pequeños alrededor, de tal modo que si tocas el central junto con cualquiera de los que le rodean obtienes, de forma gratuita, cada 3 o 4 segundos y a ritmo de un pitido estilo “meek, meek, …” un calambrazo de los que te hacen retirar la mano como si casi la hubieras perdido. Pero no la pierdes, simplemente es eso, una sensación para enseñar a todos un poco el tema de la electricidad.
Y había algunos niños flipados, totalmente adictos a la “nueva sensación”, como la niña que sale en la foto que estuvo más de 20 minutos tocando los tubitos y explicando a los que se acercaban (entre ellos a mí) que para que te dé el calambre tienes que tocar los dos tubos, no solo los exteriores...

Les habló un tiíllo con los pelos de punta =(:)

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