Quiero ser silvestre
29 de Octubre, 2003 0:23
Hace un rato, mientras cenábamos, he visto el telediario de la 2, que como de costumbre, estaba puesto de fondo. Afortunadamente he visto la cara de felicidad de Duque, al que justo al aterrizar han dado una manzana y se la estaba comiendo con una sonrisa de oreja a oreja. Pero también he visto como un señor, del gobierno, creo, hablaba de que han hecho unos presupuestos para este año que son perfectos y ha enumerado punto por punto todas las ventajas. Luego otro señor, de la oposición, creo, ha dicho que los presupuestos son una vergüenza, y ha enumerado, punto por punto también, todos los fallos. Ni el primero ha visto un fallo ni el segundo una virtud en todo el proceso. Me han dicho que ese es su trabajo. También he visto unos fuegos que están quemando gran parte de California y van camino de México, la mayoría provocados. Sony por su parte, va a despedir de sus factorías al 13% de su plantilla, unas 20.000 personas; lo importante para ellos (como para todos, por supuesto) son los beneficios, y si 20.000 personas menos suponen más beneficios pues es lógico que haya que echarlos fuera. Además (y esto lo supongo yo), gran parte de su trabajo podrá ser sustituido por bonitos robots, programas, procesos o como lo queramos llamar, que cuando no valgan se tiran y dan menos problemas. Y en Japón un juguete con forma de osito de peluche (o similares) está haciendo furor porque es capaz de decir cosas, llamar la atención, pedir comida, cabrearse, preguntarte que qué tal el trabajo cuando vuelves a casa, y no es un juguete especialmente para niños, sino más bien orientado a adultos, maridos, mujeres, jóvenes, viejos, amas de casa, ejecutivos, trabajadores, ... personas que encuentran felicidad en ellos y han hablado de sus ventajas.
Así que después de tantas cosas del presente que no caben en mi cabeza, no se me ha ocurrido otra cosa que cantar una cancioncilla de Marc Parrot (posteriormente llamado “El chaval de la peca”) que hace tiempo fue todo un éxito:
Despierto y no consigo,
saber, que hago aquí metido,
apoyo la cabeza en mi almohada,
y pensando me quedo dormido.
Daría mis ojos por otra ceguera,
andaría de rodillas si alguien me lo pidiera,
porque cuanto más, conozco donde estoy viviendo,
más ganas tengo de salir huyendo.
Quiero ser silvestre,
saltar con los tambores,
bailar entre las flores,
bis
Cuando pienso en lo que veo,
a menudo me tienta el mismo deseo
volver a la cultura rupestre
aprender a vivir, siendo silvestre.
bis
Andar sin rumbo por los prados,
y vigilar las nubes, y los claros,
sentir el frío bajo cero, tostarme al sol el día entero
saber que entre yo, y el cielo, no hay nada,
pisar descalzo la tierra mojada.
bis
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